jueves, 5 de febrero de 2009

MIS CUENTOS Y ALGO MAS

La alondrita distraída y el niño

Cuentan que una alondrita de hermoso y brillante plumaje, surcaba el cielo en su vuelo de expresiones elegantes, destreza, dominando la gravedad y el arte aerodinámico. Con arrogancia y algo de petulancia se vanagloriaba de su destreza.

Un dia por estar distraída, se tropezó con la rama de un árbol que estaba plantado en un jardín, donde cerca se encontraba una casita rural. Quedando tendida sobre el césped, alelada por el impacto, sentía como se desvanecía sus fuerzas. Sintió de pronto la alondrita como la tomaban y levantaban, eran manos pequeñas y frágiles, tal vez de un niño, pensó.

Presintiendo su final la alondrita espiro un desvalido suspiro de agonía. Pensaba que su suerte estaba echada, era hora quizás de volver a la tierra, de confundirse en el tiempo, de su estadía eterna en el cielo de los animales. Pero, aconteció que el niño la cuido, la protegió y curo sus heridas. Dia a dia el niño veía con agrado la recuperación de tan hermosa alondrita.

La alondrita posada en su jaula ya recuperada, veía con agrado a ese niño protector. Y cada dia que pasaba a su lado, el cariño crecía. ¿Alondrita, alondrita de hermoso plumaje y fino canto, podrías entonar para mi, melodías de ensueño, gloriosas notas de tu inspiración? La alondrita trino con ternura notas del alma, para complacer a su pequeño amigo. La habitación se lleno de notas danzado de aquí, para allá y su canto se hizo inmenso, sublime, dejando huellas de profunda candidez y apacible calma en su alma, así su afectuoso amigo, se relajaba hasta quedar dormido.

Todos los días como un ritual de devoción, la alondrita deleitaba a su amigo con su canto.

Sucedió que un dia el niño se sintió enfermo. En su letargo, en un cansancio mudo y sin fuerzas por el ataque despiadado de su afección. Poco podría disfrutar de la presencia y encantos de su querida alondrita.

Un dia el niño se levanto de su cama con la poca fuerza que le quedaba. Tomo la jaula donde estaba la alondrita y le dijo: Alondrita, alondrita de hermoso plumaje y fino canto, amiga del alma mía, compañera de ensueño y fantasías. Vuela muy alto al cielo, allá donde están las nubes de algodón y el sol deja colar sus rayos de oro. Danza con tu ballet y hermosas coreografías. Permíteme deleitar mi vida, mi últimos momentos, con tus gracias y esplendor. Sucedió que el niño abrió la jaula y salio la alondrita volando, dibujando sueños en el viento. Y el niño la vio regocijado y sastifecho por el momento compartido.

Paso el tiempo y en el jardín frente a la casita donde una vez se pozo la alondrita mal herida, se encuentra una tumba pequeña. Y cuentan que sobre ella en vuelo de agonía y tristeza se ve todos los días una alondrita añorar la presencia de que en vida fuera su protector y amigo. Trinando con profunda pena, cantos de desconsuelo y melancolía. Resbalando de sus ojitos lagrimas del alma y un sufrimiento que termino con su propia existencia. Hoy yace sobre la pequeña tumba, justo al lado de la lapida, restos de la alondrita. Con su alitas abiertas, como si abrazara el tiempo. Con su ojitos abierto al cielo, atrapando figuras en su último aliento.


Autor: Fausto R. Cedeño. O

Valencia, 18/02/08

1 comentario:

  1. Que lindas tus historias...muy emotivas.. te recomiendo las guardes muy bien porque tu sabes una de las desventajas del internet es el poco respeto que se tienen al derecho de autor..continua así, realmente son historias frescas...de vida!!!!

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