jueves, 5 de febrero de 2009

EL GAVILAN Y EL PICHON DE TURPIAL


EL GAVILAN Y EL PICHON DE TURPIAL

Cuentan que una familia de turpial que tenia como residencia un viejo y frondoso saman, allí tenían su nido de genial arquitectura y dentro de el se abrigaba su hermoso hijo. Un pichoncito regordete, de plumaje naciente con tornasol de colores hermosos.

Un dia se encontraba la familia turpial de reposo dentro de su nido, cuando escucharon ruidos allá abajo del saman. Eran cazadores furtivos que se dirigían rumbo al nido del gavilán.

El turpial notando dicha situación, voló presuroso a informar al gavilán, ignorando el riesgo que le podría traer dicho acto. Revoloteo rodeando el nido y aviso al gavilán de la situación. El gavilán se dio por enterado y junto con su familia abandonaron el nido y se resguardaron en un lugar seguro. Esquivando las intensiones de los intrusos.

Paso el tiempo en los hermosos parajes, sitio de gracias, de Dios. Residencia de variedad de aves símbolo de la grandeza de la región venezolana.

Un dia el pichoncito de turpial ávido de alimentos, piaba llamando a su madre para que lo atendiera. Su mama acudió diligente al llamado de su hermoso hijo. Durante el sustento, sucedió que el hermoso turpialito se resbalo y precipito, cayendo sobre un arbusto tupido, que como un colchón de hojas ayudo amortiguar el impacto.

El pequeño turpialito, no sufrió lesiones algunas. Pero regresarlo a su nido, seria una odisea para sus padres. Que todavía se reponían del susto, para encontrarse con una preocupación, ahora más grande. ¿Cómo hacer para llevar su hijo de nuevo a su nido?

Pasaron en vigilia toda la noche, preocupados por los animales rapaces que habitan en esos parajes. Se mostró el alba y un nuevo dia, continuación del otro, donde comenzó la agonía de la familia turpial, que desgraciadamente aun no terminaba.

De repente a lo lejos avizoraron un gavilán, motivo de alarma para los preocupados padres. El terror se apodero de ellos y pronunciaron angustiados: Estamos a merced de esa ave rapaz y nuestro hijo de un seguro peligro.


Cuando en un momento que rompió el tiempo de tribulación, el gavilán se abalanzo sobre su indefenso hijo. Fueron instante de tormento. Su hermoso hijo, concebido con amor y orgullo de sus padres en un instante fatídico, hoy se encuentra amenazada su vida y con ella se llevan las de sus padres. Que jamás podrán recuperarse, de seguro, si llegasen a perder a su pequeño hijo. La vida juega a veces con la adversidad se conjugan en un todo de insospechados desenlaces que no tienen pausas a veces y vienen encadenados con infortunios. Nubarrones grises, llenos de penas, ahora cubren los espacios más íntimos de los angustiados padres.

En vuelo de gran factura y destreza, Rompiendo el viento en su aletear el gavilán se encimo sobre el desvalido turpialito y tomando su rollizo cuerpito con sus afiladas garras. Lo levanto y siguió su vuelo. Para sorpresa de sus padres, el gavilán oriento su vuelo en dirección al nido. Aposento de la familia turpial. Dejando caer con sutil pericia al pequeño pichón en el nido, quedando a salvo la cría.

El regocijo y la alegría no cabían en el pecho de tan preocupados padres. Además del asombro por tan gentil acción del gavilán. Que luego papa turpial identifico como el gavilán que tiempo atrás, el había ayudado de las malas intenciones de los cazadores furtivos.

Hoy dia la felicidad reina en casa de los turpiales. Y el otrora pinchoncito hoy surca el cielo en tan hermoso vuelo, acariciando las nubes, frotándose de sol. Agradecido con la vida, con el universo, con su destino, por una nueva oportunidad de existir.


“El que da no debe volver a acordarse, pero el que recibe nunca debe olvidar”

Proverbio hebreo



Autor: Fausto R. Cedeño O.


Valencia, 21/02/08


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